A piece of Peace characters

60 años de guerra han fracturado a Colombia en miles de fragmentos dispersos y confusos. Pedazo de Paz ilustra 8 testimonios de sobrevivientes del conflicto quienes, desde su dolor, historia y esperanzas, nos convocan para resistir los envates de la violencia y el miedo.

Pedazo de Paz es una serie limitada de 8 episodios basada en historias de la vida real de sobrevivientes y partidarios del proceso de paz entre el gobierno colombiano y las FARC.

Con decisiones visuales y narrativas audaces, queremos ayudar a dar voz a aquellos testimonios que generalmente se confunden en el ruido y el olvido. Esas historias dolorosas que no están presentes en los medios oficiales de cada lado debido a su salvaje honestidad.

Con esta serie, esperamos cerrar la brecha entre el público joven (adolescentes y adultos jóvenes) en Colombia y América Latina con uno de los eventos más trascendentales de los siglos XX y XXI.

Personajes

La serie reúne a 8 personajes que representan la diversidad de experiencias afectadas por el conflicto.

Carmenza López

43 años, Ipiales. Campesina.

Fue desplazada violentamente de Ipiales por el conflicto armado. Con su esposo y su hijo, decidieron irse a Tumaco para salvar sus vidas. Una vez allí, se vio obligada a sembrar coca como la única opción para sobrevivir. Durante muchos años se dedicaron a su cultivo y sufrieron sus consecuencias. Sueña con la posibilidad de volver a sembrar comida y sentirse orgullosa y libre.

Kevin Manuel Guzmán Sánchez

14 años, Málaga, hijo de Ex-guerrillera.

Nació en un campamento de las FARC y luego se lo llevaron por seguridad. Creció con una familia de viejos campesinos en Málaga. Él sabe que su madre era guerrillera, pero solo la ha visto en imágenes. Su tesoro son algunas cartas que dejó y un cassette. Hasta su noveno cumpleaños, ella estaba muy pendiente, pero luego una gran operación del ejército golpeó Málaga y se vio obligado a irse a la ciudad más cercana, donde perdió todo contacto con ella. Él se entera de su ubicación en un ETCR y va a conocerla por primera vez.

Paola Zabaleta, aka “Berta”

52 years, Guajira. Mural Artists

Solía sostener un arma, pero ahora su arma es un pincel con el que pinta murales. Se unió a la guerrilla cuando era joven, donde desarrolló su verdadera vocación en los raros espacios del tiempo libre. Actualmente está estudiando para pulir su técnica porque está convencida de que el arte es el principal vehículo para transformarse a sí misma y a quienes la rodean de una cultura de guerra a una de paz.

Natalia del Río Gómez Padilla

24 años, Villavicencio. Funcionaria de la ARN

Ella trabaja en la Agencia de Reconciliación y Normalización (ARN), es su primer trabajo. Se graduó como psicóloga social y fue desesperado por conseguir un trabajo. Recomendada por una maestra, comenzó a trabajar como voluntaria en talleres de convivencia hasta que se abrieron las cuotas para trabajar con el ETCR. Tenía muchos prejuicios y temores sobre trabajar en el campo, pero presionada por la realidad económica acepta hacerlo. Una vez allí, se da cuenta de la imagen distorsionada de la alteridad que la cultura de guerra ha instalado en ella.

Henry Restrepo

45 años, Tolima. Conductor de camión.

Don Henry es un conductor de vocación y tradición. A mediados de los noventa, fue testigo de una batalla en la carretera Medellín-Bogotá, en la que se incendió su primer camión. Sufrió mucho por esto, pero la vida lo llevó de vuelta a las carreteras. Estaba empleado por una empresa transnacional, pero sus condiciones de trabajo empeoraron. El proceso de paz le permitió darse cuenta de que los guerrilleros no eran los únicos culpables de esto. Ahora sueña con conducir a las comunidades más alejadas de Colombia para escuchar los secretos guardados por la guerra.

Walter Rincón

38 años, Sutatenza, Boyacá. Policía.

Cuando era niño, quería ser ciclista, como Nairo, y ganar el Tour de Francia. Ingresó a la fuerza porque era el único trabajo que podía garantizarle un ingreso a él y a su novia embarazada. Después del entrenamiento, lo enviaron como patrullero a una ciudad “guerrillera”, donde soportó el control de la guerra y el asedio de la guerrilla. Allí perdió un ojo durante un enfrentamiento. El conflicto ha marcado su cuerpo, sin embargo, él es un defensor de la comprensión y el diálogo.

Laura Sofia Rodríguez Suarez

23 años, Bogotá. Estudiante de medicina.

Como estudiante del último año de medicina, es asignada a una de las llamadas “zonas rojas”. Ella tiene un desprecio heredado por los pobres: trata de no parecerse a ellos, pero recuerda que de niña solía visitar a parientes en el campo. Le preocupa la deuda acumulada con la universidad y la falta de oportunidades en el sistema de salud de la ciudad. Una vez que trabaja en el campo, las condiciones extremas que presenció la conmueven profundamente y descubre una nueva vocación.

Josue Carabalí

60 años, Buenos Aires, Cauca. Maestro de deporte.

Está buscando trabajo como profesor de deportes en una de las escuelas rurales. Fue desplazado por la fuerza porque un megaproyecto estaba pasando por la granja de su familia. Terminó en Barlovento, Venezuela, durante 30 años, donde formó una familia. Pero ahora decidió regresar al Pacífico colombiano. Llega con la ilusión de la paz y con una mochila llena de nuevas habilidades aprendidas durante esos años. Es miembro de los “reclamantes de tierras” y quiere ser parte del cambio, compartiendo lo que sabe con las nuevas generaciones.

equipo

Beltrán Pérez

Director

Patricia Franco

Guión

Jacobo Alba

Investigación y Guión

Rodrigo García

Dirección de Arte

Carlos Zerpa

Producción

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Un Pedazo de Paz está en etapa de desarrollo
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